El síndrome de intestino irritable se ve cada vez más en las consultas médicas.
No se tiene una respuesta clara sobre cuál es la causa que la produce y se sigue investigando en cómo mejorar sus síntomas.
Es un trastorno digestivo que no afecta a todos los pacientes por igual.
Además de afectar a nivel fisiológico también afecta a nivel emocional ya que los pacientes ven mermada su calidad de vida en su cotidianidad.
El cambio en la dieta, eliminando alimentos que puedan inflamar el intestino, así como llevar una vida libre de estrés y hacer ejercicio diario es clave para la mejora de los síntomas en los pacientes.
En consulta después de descartar otras patologías y no presentar ninguna otra intolerancia alimentaria, la introducción de la dieta baja en FODMAP para este tipo de pacientes ha sido clave para aliviar sus molestias digestivas.
DEFINICIÓN
El síndrome del intestino irritable (SII), también conocido como colon irritable, es un trastorno digestivo crónico donde se agrupan diferentes síntomas que incluyen dolor abdominal intenso y recidivante con cambios en el ritmo intestinal apareciendo episodios de estreñimiento, diarreas o ambos casos.
Estos síntomas se presentan sin que exista ningún daño fisiológico en el tracto digestivo o sin ninguna infección que afecte al sistema digestivo.
No se considera una patología grave para el paciente, pero si condiciona la calidad de vida de las personas afectadas en distintos ámbitos de su vida.
Está incluido dentro del grupo de síndromes llamados Trastornos funcionales digestivos (TFD) caracterizados por múltiples síntomas gastrointestinales
TIPOS:
Hay 3 tipos de Síndrome del Intestino Irritable.
Se clasifican basándose en los cambios de las evacuaciones, siguiendo un patrón u otro.
En ocasiones un paciente puede cambiar de un patrón a otro dependiendo de las circunstancias externas y pasar un periodo de tiempo con una tendencia en las evacuaciones con diarrea y cambiar la tendencia a las evacuaciones con estreñimiento.
- Síndrome del Intestino Irritable con estreñimiento: Se considera de este tipo cuando más de una cuarta parte de sus heces son duras o grumosas y menos de una cuarta parte de sus heces son sueltas o líquidas
- Síndrome del Intestino Irritable con diarrea: Se considera de este tipo cuando menos de una cuarta parte de sus heces son duras o grumosas y más de una cuarta parte son sueltas o líquidas.
- Síndrome del Intestino Irritable mixto es una combinación de los anteriores, alternando episodios de diarrea con estreñimiento.
CAUSAS:
Las mujeres tienen más probabilidad que los hombres de desarrollar este trastorno, así como las personas menores de 50 años.
Hay factores que pueden influir aumentando la probabilidad de manifestar el síndrome:
Tener un familiar con síndrome de intestino irritable.
Tener antecedentes de situaciones estresantes en la infancia.
Tener una infección grave en el sistema digestivo.
En la actualidad no se conocen con exactitud las causas y hay diversas teorías.
Una de esas teorías expone que el síndrome del intestino irritable es un trastorno de la motilidad del colon.
Alguna vez se le ha denominado con el término colon espásmico debido a las contracciones anómalas del colon e intestino delgado. Las contracciones fuertes del intestino pueden causar calambres que se tratan con antiespasmódicos y fibra. Sin embargo, no está claro que los espasmos sean una causa o un síntoma.
También se han desarrollado múltiples estudios donde exponen que existe una hipersensibilidad visceral, esto es una percepción anormal del dolor ante un estímulo visceral que para otro sujeto normal no presenta dolor.
En este caso entraría en funcionamiento el eje cerebro-intestino, ya que la información de las sensaciones viscerales es recogida por las terminaciones nerviosas y son enviadas a la médula espinal y tallo cerebral y de ahí se proyecta al hipotálamo y a la amígdala.
Si existe alguna anomalía en las terminaciones nerviosas que llegan al sistema digestivo hace que los sujetos presenten un malestar mayor de lo normal al sentir una distensión abdominal en la presencia de gases o heces en el intestino.
En el proceso de la información de dichas sensaciones en el malestar interviene el factor emocional, ya que los síntomas viscerales como hambre, náusea o saciedad son síntomas subjetivos y son diferentes en distintos sujetos.
Se ha demostrado que en pacientes con algún tipo de evento estresante en su infancia o adolescencia tienen una mayor respuesta en este eje cerebro-intestino a un síntoma visceral estresante
Sucede que en momentos de estrés los nervios pueden volverse más activos y hacer que los intestinos se compriman o estén más sensibles por lo que se deduce también otra teoría sobre el factor psicológico.
El estrés y la ansiedad pueden provocar un empeoramiento de los síntomas, aunque no parece ser una causa directa del Síndrome de Intestino Irritable.
También sucede que muchas ocasiones el estrés y la ansiedad que sufren los pacientes son originados al sentir los síntomas de forma continua y condicionar su calidad de vida.
Otra causa para tener en cuenta es haber desarrollado con anterioridad una enteritis grave por una infección bacteriana (salmonella, Campylobacter, Shigella o virus)
Un metaanálisis reciente ha concluido que más del 10% de los pacientes con gastroenteritis infecciosa desarrollaron posteriormente Síndrome de Intestino Irritable con un riesgo 4 veces superior a un sujeto sin este antecedente
No hay conocimiento de cómo es posible que se desarrolle el síndrome de intestino irritable después de haber tenido dicha infección.
Se cree que los pacientes ante un estímulo antígeno tengan una respuesta inmunitaria teniendo una inflamación de bajo grado o inflamación microscópica.
SIGNOS Y SÍNTOMAS:
Los síntomas dependen de una persona a otra.
Hablamos de que son síntomas crónicos por lo que afectan y alteran la calidad de vida de los pacientes
El síntoma principal del Síndrome de Intestino Irritable es el dolor abdominal en el bajo vientre de intensidad moderada, tipo cólico y que es aliviado tras la defecación.
El comienzo del dolor se presenta con deseos de defecar o con la ingesta de algún alimento también con cambios en las deposiciones y en la frecuencia de las mismas.
El ritmo intestinal suele ser alterado, con cambios en la consistencia y aspecto de las heces, combinando episodios predominantes de estreñimiento con episodios predominantes de diarrea o mixto.
Los episodios con diarrea presentan heces sueltas, acuosas y frecuentes. Necesidad de urgencia para ir al baño en ocasiones difícil de controlar.
Los episodios con estreñimiento presentan dificultad para defecar, las deposiciones son menos frecuentes en ocasiones necesitan hacer fuerza para poder eliminar una pequeña materia fecal.
Los gases es otro de los principales síntomas frecuentes que presentan los sujetos, el meteorismo y distensión abdominal que van apareciendo a lo largo del día.
También pueden presentarse moco en las heces, tenesmo rectal (sensación de quedarse insatisfecho tras defecar)
Saciedad precoz al comer, náuseas y dolor torácico.
Con frecuencia estos síntomas empeoran en episodios de ansiedad, depresión, angustia o eventos estresantes.
Afecta de forma impactante en la calidad de vida de la persona que lo padece, a veces se subestima, pero puede ser un impacto peor que en pacientes que padecen asma, diabetes tipo 2 o migrañas.
A veces el dolor puede ser tan intenso que incapacita a los pacientes impidiendo realizar sus actividades cotidianas.
TRATAMIENTO:
Al tratarse de un proceso funcional y crónico no existe un tratamiento único ni curativo para el síndrome de Intestino Irritable.
El principal tratamiento es modificar los hábitos de vida del paciente, principalmente la alimentación.
No hay una dieta específica para el síndrome de intestino irritable, porque la afección varía de una persona a otra.
Para poder diseñar la dieta más adecuada en cada caso tiene que estar supervisado por la unidad de Nutrición y dietética.
Se recomienda que los pacientes hagan una lista de alimentos que no les sientan bien para eliminarlos o reducirlos.
Por norma general se recomienda evitar comidas muy condimentadas, picantes, las grasas o alimentos que produzcan gases o bebidas gaseosas.
En el diagnóstico el gastroenterólogo habrá contemplado mediante las pruebas oportunas la posibilidad de intolerancia a la lactosa o gluten, por lo que no se recomienda eliminar completamente de la dieta estos alimentos.
Aunque según estudios un 50% de pacientes mejoran sus síntomas eliminando de su dieta los lácteos y gluten.
Una de las recomendaciones más habituales es el aumento de fibra en la dieta.
Este incremento de fibra puede ser aportado por los propios alimentos en la dieta o con suplementos como psyllium (Metamucil)
Esta evidencia no es del todo fiable ya que en la mitad de los casos el aumento de fibra hace que empeoren los síntomas en los pacientes.
Otra recomendación que es aconsejable para mejorar los síntomas es una dieta baja en FODMAP (Fructanos, Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables) esto es debido a que algunas personas son sensibles a ciertos carbohidratos como fructosa, lactosa, azucares alcohólicos como el sorbitol, manitol, xilitol y maltitol que se encuentran en determinados vegetales, frutas, productos lácteos.
Los FODMAP se absorben ligeramente en el intestino delgado, son muy osmóticos y fermentan rápidamente ayudando a que empeoren las molestias del paciente ya que producen diarrea, gases, estreñimiento, hinchazón abdominal)
Este tipo de dieta es muy estricta y no funciona con todos los pacientes por igual, tiene que ser supervisada por un profesional Nutricionista-Dietista.
Al no seguir un patrón en concreto lo idóneo es ir probando con cada paciente los alimentos que no toleren o que puedan empeorar los síntomas.
Se puede ir eligiendo cada semana un alimento, incluirlo en la dieta y si dentro de unas circunstancias normales, sin que haya un estrés o estado de ánimo alterado nota que no le sienta bien más de un día se puede excluir de la dieta.
Los ejemplos de alimentos que contienen FODMAP son:
- Frutas como manzanas, albaricoques, moras, nectarinas, peras, mango, ciruelas y sandía.
- Verduras como alcachofas, repollo, coliflor, ajo, cebollas, espárragos, frijoles y guisantes.
- Productos lácteos o derivados de la leche.
- Productos de trigo y centeno.
- Miel y alimentos con fructosa o edulcorantes como sorbitol, xilitol y manitol.
Sin embargo, aún no se sabe el corte de las cantidades aceptables de FODMAP que puede tolerar cada sujeto, por lo que no siempre funciona para todos los casos.
Otra recomendación general eliminar bebidas excitantes como café, té o bebidas de cola.
También beneficia comer porciones más pequeñas como recomendación genérica.
Dentro de los cambios en los hábitos de vida también se encuentra el beber abundante agua, sobre todo si se padece estreñimiento.
Evitar el alcohol y el tabaco.
Hacer ejercicio con regularidad.
Tener una buena calidad de sueño.
Llevar una vida tranquila y relajada.
A parte de estas recomendaciones de cambios en el estilo de vida el doctor también puede recomendar tratamiento farmacológico para aliviar los síntomas predominantes y durante un periodo limitado de tiempo.
Los fármacos antiespasmódicos, actúan directamente como relajantes de la musculatura lisa del intestino haciendo un efecto anticolinérgico.
Son efectivos para tratar el dolor abdominal pero no sobre el patrón evacuatorio.
Los antidiarreicos se usan para controlar los síntomas en casos de diarrea.
La loperamida es un agente antidiarreico que ayuda a controlar el tránsito intestinal, la diarrea y la urgencia o incontinencia fecal.
Los laxantes se usan en casos de predominio de estreñimiento.
Los laxantes osmóticos como el polietilenglicol deben tener especial cuidado al administrarse porque pueden producir cólico abdominal.
Los antibióticos. Una de las teorías de posible causa del síndrome de intestino irritable es el sobrecrecimiento bacteriano de la microbiota intestinal. De ahí el uso de antibióticos como la rifaximina donde según estudios controlados tuvo un efecto positivo en los síntomas del paciente.
Los probióticos desarrollan una función importante al modular las distintas composiciones de la microbiota intestinal asociada al Síndrome de Intestino Irritable.
Es muy favorable cuando su tratamiento es con probióticos de diferentes cepas y durante un periodo superior a 8 semanas.
Terapia de salud mental. Los síntomas de los pacientes en ocasiones no son aliviados con tratamiento farmacológico. La depresión, ansiedad y estrés emocional están relacionados con el síndrome de intestino irritable ya que muchas veces son disparadores de los síntomas, por eso se sugieren tratamientos psicológicos que ayuden a aliviar la enfermedad.
Las terapias recomendadas son:
Terapia de relajación: Incluye la relajación muscular para reducir el estrés, meditación o yoga.
Terapia cognitivo- conductual basada en modificar los patrones de pensamientos y conducta para modificar la manifestación de emociones negativas y limitantes.
Con esta terapia se pretende que el paciente identifique el pensamiento relacionado con el síntoma y enseñarles a cómo actuar en cada caso.
Según los estudios realizados a los sujetos que trabajaron con esta terapia los beneficios son notables ya que disminuye los síntomas gastrointestinales y el estrés psicológico.
Como novedad quiero destacar 2 tratamientos para el síndrome de intestino irritable que están teniendo grandes resultados.
Uno es la introducción de productos con xiloglucano. Ayuda a proteger y restablecer la función barrera de la mucosa intestinal mejorando la composición de la microbiota en pacientes con diarrea crónica, disbacteriosis o hipersensibilidad intestinal.
La otra novedad para destacar es el trasplante de microbiota fecal. Aún se encuentra en fase experimental. Los estudios indican que colocando material fecal de individuos sanos en pacientes con síndrome de intestino irritable ayuda a recuperar las bacterias beneficiosas del intestino mejorando la enfermedad.